La abrupta caída de Bagdad era algo que esperábamos ocurra pronto,
no para que EEUU cumpla sus objetivos, sino para que cesaran de una vez por
todas los fatales bombardeos sobre la capital de Irak. Era obvio que la cultura
iconográfica del Kitsch iba a tratar de recrear una suerte de algarabía
simbólica para retratar ese momento, derribando una estatua de Sadam
Hussein y reuniendo a una multitud acompañando con sus vivas este gesto.
Sin embargo, en el mundo de lo evidente, se materializan aquellos miedos como
si fuera una siniestra congregación de fantasmas. El Gobierno de Irak
desapareció misteriosamente sin dejar rastros, como si fuera ello una
prolongación subrepticia de los miedos que impulsaban su derrocamiento.
El resultado: un estado de incertidumbre creciente, el caos social en una
ciudad sitiada por la anarquía y la carencia de formalidades que indiquen
o den un rumbo cierto al derrocamiento del régimen.
A las fuerzas invasoras, que poco les interesa la suerte de éste pueblo,
le resta organizar la manera de repartirse el botín de guerra, y no
tardaron en asignar a una empresa norteamericana la explotación de
pozos petroleros. Como aquellas viejas historias de piratas, los malos terminarán
yéndose con un cofre lleno de oro en sus manos, dejando atrás
el caos que instauraron para hacer su saqueo, y sobreviviendo mientras monopolicen
las fuerzas que puedan mitigar toda resistencia a sus atropellos. El Gobierno
de Estados Unidos sobrevive en el mundo a fuerza de su poderío bélico,
pues sabe que, sin este poder, serían apresados y condenados por el
mundo, como verdaderos delincuentes. Deben ser pocas naciones en el mundo
las que no tengan algo que reclamarles
He escuchado en algunos medios que el derrocamiento del dictador irakí
ha sido una suerte de bendición y pretenden -insólitamente-
comparar esta situación a lo acaecido en la Alemania de post-guerra,
con la caída de Hitler. Estos analistas instauran esta idea a partir
de una premisa falsa: La de comparar estas dos situaciones inconmensurables.
Siendo un poco flexibles en las comparaciones, podríamos establecer
similitudes entre Sadam Hussein y ciertos dictadores que ha tenido que padecer
América latina; no resulta ajeno al esquema comparativo reseñar,
además, dentro de las similitudes, el origen o las causas de aquellas
dictaduras: El Gobierno de EEUU. Pero sucede que "la autonomía
de los pueblos" además de ser un precepto informante de las democracias,
tiene su sabiduría: Cada pueblo tiene sus tiempos y determina sus cambios
históricos. Ello es una premisa cultural que debe respetarse. La Argentina
ha sufrido más de veinte años de dictadura patrocinadas por
el mismo Gobierno que invadió Irak para instaurar la democracia. Obviamente,
no existían intereses concretos de EEUU en nuestro país, para
que ellos trataran de cambiar esta situación. La prolongada dictadura
en Irak, también fue patrocinada por EEUU, como ocurrió en América
Latina hace algún tiempo. Por suerte en nuestro país no esperamos
a que EEUU tuviera algún interés estratégico para quitarnos
a esos dictadores, arrojando bombas sobre nuestras ciudades
Nosotros
tuvimos nuestros tiempos para quitarnos de encima aquellos males que nos regaló
el emperador del norte. Y ello fue muy bueno para nosotros, como Nación.
El pueblo de Irak no tuvo la suerte de poder utilizar su tiempo y su madurez
institucional para quitarse de encima a un dictador
Tuvieron la desgracia
de poseer petróleo y ser un punto de interés inmediato en las
estratégicas políticas de los invasores. Las dictaduras son
males que han padecido y padecen muchos pueblos, y está en ellos, y
solo en ellos, librarse de ellas. Aún cuando estas dictaduras se prolonguen,
ninguna Nación puede entrometerse en la vida institucional de otros
pueblos. El pueblo español tuvo que esperar que se muera su dictador
para poder liberarse de él
pues, si los españoles decidieron
esperar a que se muera Franco para instaurar su democracia, esta es una situación
que el resto de las naciones deben respetar. Y así fue. Algo parecido
sucede en las relaciones humanas; muchas veces no nos entendemos porque manejamos
tiempos diferentes para asimilar situaciones. Hay parejas que perduran a fuerza
de angustias e incluso amores que matan, pero las intromisiones terceras en
este escenario son ociosas y son siempre negativas, tanto para los involucrados
como para el que desea intervenir. La libertad exige que dejemos a cada quién
resolver sus problemas, sus odios y sus pasiones, y solo el orden legal debe
intervenir cuando una situación particular trasciende en perjuicio
del prójimo. El Orden Legal, traducido en la ONU, era el único
que debía intervenir en los perjuicios que una dilatada dictadura en
Irak pudieran ocasionar al resto de las Naciones. Lo estaba haciendo, pero
bueno, ya sabemos lo que ocurrió
El Gobierno de Estados Unidos
decidió meter sus manos, peligrosas e intrusas, en este asunto. Ahora
que Irak se ha liberado de un dictador, tendrá que librarse de este
desorden, de la anarquía y de la sombra subrepticia de un régimen
que siempre va a estar latente, amenazando con regresar, como aquellos fantasmas,
con más odio, más siniestros, para culminar en forma natural
su nefasto ciclo, interrumpido artificialmente por una invasión. Y
digo artificialmente, ya que la guerra de Irak no fue un proceso natural,
acompañado por la opinión del resto del mundo y de los consensos
necesarios de los sectores involucrados, como ha ocurrido en otras guerras,
e incluso en la inmediatamente anterior a ésta, que fue el derrocamiento
del régimen de los Talibanes en Afganistán. En este caso la
guerra fue una intervención ociosa fuera del marco de la legalidad
y en contraposición a todos los consensos que pudieran legitimarla.
Siento mucha tristeza por lo que está ocurriendo ahora en Irak, como
si fuera un símbolo siniestro que nos señalara esta paradoja:
el pueblo donde nació la civilización, la escritura, el pensamiento
ultrajado por una cultura que nació de piratas y ladrones
Parece
el triste final de una historia, un drama póstumo para la cuna de todas
las civilizaciones. Las calles de Bagdad en estos momentos están sitiadas
por ese desasosiego y muy lejos de aquél esplendor que señaló
históricamente a aquella región, como los iluminadores del resto
de las civilizaciones. No voy aquí a hacer un relato de historia para
señalar el aporte que esa región invadida realizó a la
humanidad, pues con solo decir que allí nació la escritura,
en cierta medida, lo estoy diciendo todo
pero sí insto al lector
a que indague en la historia de este pueblo, y presenciará el más
sublime de los dramas, cuando logre contrastarlo con esta triste realidad.
Ahora bien, el aporte de la cultura occidental al mundo, como desenlace de
esta situación, no creo que logre iluminar al resto de la humanidad,
como lo hicieron en su momento aquellas civilizaciones que se asentaron a
orillas del Tigris y el Eufrates. No. Su aporte lo veremos muy pronto en las
pantallas de los cines, con una flamante producción de Holywood; esa
historia ya la conocemos
Me pregunto si la sociedad seguirá adormecida
en el Estado de Bienestar postulado por la cultura iconográfica del
Kitsch y seguirá consumiendo más de esa propaganda política
No lo creo
muchas cosas cambiarán a partir de ahora.
Luis
Virgilio
Buenos Aires,10/04/03
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EL Fin del Juego (GAME OVER)
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Luis
Virgilio les desea
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Cuenta
la historia que un grupo de intelectuales de Buenos Aires se reunieron
en un café literario de la calle corrientes para crear un monstruo. |
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"Huevos
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