EL HORROR DE LA GUERRA ¿QUEDARÁ IMPUNE?

Niños, hombres, mujeres, sin distinción de edad ni género, riegan con su sangre aquella tierra árida, donde solo podrá crecer odio. Hay que limpiarse los ojos para que no se te nuble la vista al ver niños mutilados, quemados, algunos con los cuerpos retorcidos y con la mitad de su cráneo haciendo escurrir sus sesos entre los escombros, luego de que aquellas bombas imperialistas cayeron sobre las familias reunidas…

Es abrumador ver la pulcra inocencia de un niño manchada con su sangre, ver a un chiquito en la cama de un hospital, tratando inútilmente de llevarse el dedo gordo de su manito a la boca, desconcertado, al no poder hallarlo, y sin saber que aquellas tiernas manitas las ha perdido… entonces lo intenta nuevamente y solo encuentra una venda húmeda y llora desconsolado, sin siquiera poder mitigar sus pesares, como lo hacen normalmente los niños, tratando de refugiarse en aquella succión que evoca la seguridad del pecho materno.

Por otro lado se ve a los soldados aliados, armados hasta los dientes, glamorosos, atrás de sus gafas oscuras y sus sofisticados equipos, posando para las cámaras de CNN, tratando de representar el ingenuo papel de civilizados liberadores.

Se ven también valientes soldados, defendiendo con terror e ira su suelo, su cultura y su gente… No se ve a los altos oficiales del régimen iraquí inmolándose por su pueblo o practicando heroicas y obligadas renuncias, pero sí lo hace su gente… Se ven planos diversos en este escenario demente…

Se ven mujeres aquí y allá corriendo desconsoladas, implorando a su Dios un poco de piedad… Otros, desorientados y aturdidos, buscando un Dios que se lo explique…Quizás aquél Dios que los contiene no los escuche, no lo sé… pero el mundo los escucha, nosotros los escuchamos, vaya si lo hacemos… Este horror, patrocinado por las bestias y ejecutado por la maldad y la intolerancia, no debe quedar impune.

Hasta el día de hoy ya llegan a más de seiscientas las personas civiles muertas en esta invasión genocida, ilegal e indiscriminada, según los últimos reportes de la Cruz Roja Internacional en Bagdad. Los heridos suman más de Cinco Mil… y va creciendo. El número de bajas aliadas reportadas hasta el momento deben rozar apenas los sesenta soldados… No hace falta ser un avezado estadista para calcular quiénes están padeciendo esta intervención despótica. El número de bajas dentro de los soldados iraquíes es un dato que el Gobierno de Irak ha decidido no revelar hasta ahora. Pero imagínense, si ya más de cinco mil civiles han sido alcanzados por el fuego de las fuerzas aliadas, es difícil pensar que el número de muertes entre las tropas iraquíes sea menor. Esta matanza, esta caza indiscriminada de personas, que deja a la vista de todo el mundo sus fatales saldos, ya no busca justificativos, pues sabe que no los tiene. Los regímenes totalitarios fascistas no necesitaban justificarse, la fuerza era su herramienta y el horror su mecanismo de sumisión. Estados Unidos le está planteando su discurso político al mundo: "Yo Tengo el Poder, te guste o no, y voy a usarlo cuando yo lo crea necesario y como yo quiera, y si no estás de acuerdo, puedo usarlo contigo". Esa es la única lectura coherente que puede extraerse del actual estado de cosas. Veamos: La conducta del Gobierno está viciada desde un comienzo, por tener un vicio de legalidad. Ellos lo saben, pero igual deciden seguir adelante con sus nefastos fines. La matanza de civiles está vedada por normas internacionales, lo saben, pero son costos que admiten con una inaudita frivolidad… Las Bombas Racimo, son armas tan ilegales como aquellas armas químicas que utilizan para justificar su ataque… También lo saben, pero las utilizan, y sigue creciendo el número de víctimas día a día, como un dato siniestro cuyo tope parece cada vez más lejano, conforme se extienden los días.
Ahora, todos nosotros nos preguntamos ¿Qué Hacemos?. Pues eso se lo deben preguntar millones de iraquíes en Bagdad, solo que ellos deben resolver ese interrogante para saber si estarán vivos al día siguiente, y no solo para expresar su inquina. Imagínense cómo puede ser la vida de aquellas familias, sin dormir todas las noches por el incesante estertor de los bombardeos y sabiendo que en cualquier momento su hogar, una escuela, un mercado, un hospital, la calle, o cualquier lugar de la ciudad en donde estén, puede ser blanco de aquellas bombas. A esta altura de la guerra, ya todos saben que aquellos ataques de precisión reseñados por el pentágono, no es más que retórica. Las bombas han caído en casas, en escuelas, en mercados y hasta en un hospital de maternidad, cargándose vidas de numerosos niños y mujeres. Me siento impotente, al igual que deberás sentirte tú, quién sea que esté leyendo esto. Pero por primera vez siento que hay algo en lo que estamos de acuerdo todos, o al menos una abrumadora mayoría, y es en esto, en este horror, en esta injusticia, en esta maldad… En reconocerla, en señalarla con el dedo, en gritarla, en escribirla y cantarla… Así como las calles de Bagdad están haciendo escurrir sangre de víctimas inocentes, las calles del mundo llevan un rumor cada vez más audible que se convida en ecos inasibles y llega a cada rincón de la humanidad… Creo en una actitud activa, en la necesidad de expresarse contra esta matanza, porque ello es lo más parecido a creer en Dios. A pesar de que he sido siempre bastante agnóstico, he incluso siempre creí que Dios era solo una palabra, soy un hombre de letras, y creo -con ferviente devoción- en la fuerza evocadora de las palabras. Entonces, solo pido que utilices las tuyas, ya sea para rezar, para informarte, para expresarte, para reflexionar sobre estos sucesos que nos incumben a todos, que nos unen, como pocas veces una causa ha unido a tantos pueblos y creencias.
Es probable que los invasores ganen militarmente la guerra, su poderío y su falta de escrúpulos avizoran aquél resultado. No obstante ello, la han perdido políticamente… Nosotros debemos ser persistentes, aún cuando la guerra termine, para que la sigan perdiendo por el resto de sus días. La sangre que ha regado aquellas arenas infértiles, es un abono sustancial para que brote el odio. La única manera de evitar que ese mal germine, es la certeza de que existe una justicia. Los responsables de esta matanza deben ser juzgados y condenados por sus crímenes de lesa humanidad. Jorge Bush debe ir a la cabeza en este elenco de acusados. Existen herramientas jurídicas para hacerlo, y también un Orden Internacional para instrumentarlo. La función de las Naciones Unidas y las instituciones políticas y jurídicas de las Naciones involucradas, son medulares para este logro. El Estado de Derecho debe ser el seguro escenario de las futuras guerras, las futuras bombas deberán ser reemplazadas por gordos expedientes y la justicia deberá ser el fin sublime de aquellos hombres a quiénes les sea dado honrarla con su ejercicio y su ejemplo. Seguramente será un proceso largo. Muchos criminales de guerra nazi y otros genocidas lograron ser juzgados y condenados ya en el ocaso de sus días, pero el reclamo de justicia se mantuvo incólume y paciente hasta que finalmente se logró justicia. Ese reclamo, estoy seguro que acaecerá luego de éste conflicto… e incluso, ya se está pregonando. Será una tarea difícil, ardua, y hasta utópica, pero el juzgamiento y la condena a los responsables de estos crímenes, es una necesidad de todos, y vale la pena pelear por ello, aunque parezca desde aquí, una lejana utopía.

Luis Virgilio
02/04/02

JUEGOS DE GUERRA IV

 

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Cuenta la historia que un grupo de intelectuales de Buenos Aires se reunieron en un café literario de la calle corrientes para crear un monstruo.
Otras versiones de la mima historia dicen que Luis Virgilio es el invento de un intelectual con nombre y apellido. Poco sabemos sobre él, salvo que su obra existe. Nosotros, en un esfuerzo por tratar de descubrir, a través de su obra, que este autor realmente existe, que no es un invento, sino, por el contrario: una creación (como todos nosotros) te invitamos a descubrirlo

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