"Imaginaos que los hombres viven en una caverna encadenados, y no ven directamente la salida, solo ven sombras que se proyectan hacia el interior de la gruta. ¿No es cierto que estos hombres pensarían que esas sombras son la realidad?. Ahora suponeos que a uno de ellos le son quitadas las cadenas y camina hasta la salida de la gruta donde ve las cosas reales. Siendo la primera vez que ve la luz del sol sería abrumado por tanta luminosidad. Finalmente qué pensaría este hombre si le dijeran que lo que antes había visto no era más que las sombras de las cosas que veía allí afuera".
Platón. "La Republica"
Me pregunto si Platón,
a más de cuatrocientos años antes de Cristo, iba imaginar
que su alegoría de las cavernas iba a ser el esquema central de un
éxito tan convencional y taquillero como Matrix. Recurrir a los clásicos
siempre es un ejercicio efectivo a la hora de narrar una historia, pues
plantear dilemas existenciales, cuya vigencia uno puede dar por sentada,
es mucho más fácil que ponerse a pensar en esquemas o dilemas
nuevos. No quiero con esto desdeñar la obra de los hermanos Wachowski;
la primer película me pareció muy ocurrente y maravillosamente
entretenida.
El mundo de las ideas, que era el que trataba de comunicar Platón
a esos hombres encadenados, cuya realidad eran las sombras que se proyectaban
en una pared, tenía sin lugar a dudas un mensaje de liberación
ese mensaje en la realidad, tiene improntas que nos afectan a todos
Si pudiéramos hacer una comparación con la realidad inmediata
que desvela al mundo, veríamos que hay un grupo de hombres que han
visto la realidad, que son cautivos y que luchan contra el sistema que los
mantiene atrapados en un mundo de sombras: La Matrix
Estos hombres
que han visto la luz, vuelven al mundo de sombras, pero a diferencia de
lo que ocurre en la alegoría de Platón, no vuelven para hacerles
ver la realidad al resto de los cautivos, sino para destruir ese sistema
irreal: para ello se transforman en sofisticados y hábiles terroristas
(personificados por héroes) que se abren camino a fuerza de armas
e innumerables destrezas recreadas con efectos especiales, cargándose
a cualquiera que pretenda detenerlos. Con esto no quiero significar que
Matrix tenga un contenido apológico, estaría exagerando, pero
sí lo considero una frivolidad. Me pregunto por qué la exaltación
de la violencia es un mecanismo tan seguro para el éxito, por qué
es tan difícil lograr un éxito de esta envergadura sin recurrir
a las espectaculares pirotécnias a las que nos tiene acostumbrados
Hollywood. No necesitamos recurrir a esquemas muy sofisticados para recrear
el paralelismo de realidades antagónicas, eso es un ejercicio que
realizamos a diario cada vez que leemos un periódico, cada vez que
vemos un noticiero o incluso, cuando vamos a ver al cine una película
como Matrix. Ver la proyección de imágenes en una pantalla
es algo muy parecido al mundo de las sombras descripto por Platón
en la alegoría de las cavernas. La irrealidad que se difunde y es
consumida masivamente se transforma es una realidad superlativa que sumerge
la realidad individual de cada uno de nosotros
Pero este fenómeno
no ocurre solo en el mundo de los espectáculos, sino en el de las
noticias. Usted va a ver los mismos titulares, con mayor o menor tinta en
todos los periódicos y verá libros, debates televisivos, programas,
productos y películas que se realizan y multiplican sistemáticamente
al rededor de algunos de esos temas que han logrado captar masivamente la
atención de las personas. Los temas de opinión nos invaden
por un tiempo hasta que la gente se cansa de atenderlos y luego surgen nuevas
cosas. Pero lo cierto de todo es que a nosotros también nos ocurren
cosas todos los días, pero no estamos generando esquemas de análisis
sobre ello. ¿Ahora bien, quién y cómo se seleccionan
los temas de los que se debe hablar y de los que terminamos hablando y opinando
indefectiblemente? Ese sí es un dilema por resolver. ¿Por
qué yo también tengo que comentar en una nota este filme taquillero
del cuál hablan todos? Pues porque yo también soy parte del
sistema, aunque no me guste. Por algún mecanismo que aún no
logro resolver, desconfiamos de nuestra capacidad para captar la atención
de la gente sino es a través de un tema que está instalado.
Nos comunicamos con los demás (captando su atención) recurriendo
a temas de los que hablan todos, porque el sistema nos impide generar temas
propios
Entonces, para evitar sufrir la peor de las censuras, que
es la indiferencia, tratamos de abrirnos camino entre los demás,
hablando de cosas que la gente quiere oír. A mi me gustaría
escribir una nota de actualidad en donde primen mis problemas personales,
mis angustias y mis alegrías, mis tonteras domésticas
En realidad, todo el mundo habla de sus cosas con los suyos, con sus amigos
con
el vecino
Hablamos sobre una discusión que tuvimos con alguien,
sobre cuestiones de trabajo, sentimentales, sobre actitudes que le molestan
de equis persona, sobre gustos, viejos traumas y muchos etcéteras,
pero sucede que esas cosas no son noticias si no para mi o para las personas
que me rodean
también sucede que ese es nuestro mundo real.
El planteo que me hago, se vincula al que hice en el texto anterior "La
Era del Terror"
La manera como encaramos nuestra vida personal,
lleva implícita una connotación trascendental, a pesar de
que no salga en los diarios o que, por no ser tan interesante o no se conozca,
no sirva para ser representada en un guión cinematográfico;
ser concientes de esa realidad es estar por encima de la realidad superlativa,
que es la que se difunde por los medios de comunicación. Valorar
nuestra propia realidad es más gratificante que llegar a integrar
una realidad que incumbe a todos, pues esa percepción que tenemos
de antemano de nuestra trascendencia, nos permitirá ver la verdadera
realidad, que es la que no se distingue cuando uno está en determinado
lugar de sombras, en una posición de poder. Dicen que los éxitos
no se discuten, pues qué puede la opinión de uno contra el
interés de todos
sin embargo, desconfiar de los éxitos
en un ejercicio de lo más saludable, que les permitirá centrar
su atención, descubrir y disfrutar de otras cosas, un poco menos
sofisticadas, aunque por demás complejas, que normalmente pasan desapercibidas
para el público en general. Debo reconocer que el éxito de
Matrix es un dato de la realidad. (Y tú me dirás de cuál
)
Aunque yo no le recomendaría ni le dejaría de recomendar la
película a nadie, sí les diría que su ponderación
dependerá de tu grado de desconfianza. Desconfiar de los éxitos
no nos impide disfrutar de un espectáculo, aunque sí nos alienta
a consumir menos de sus productos subsiguientes y fortalece nuestra capacidad
de asombro, nos torna más exigentes y eso en cierta medida nos hace
menos vulnerables
Pero, por sobre todas las cosas, nos aleja de la
nefasta tentación de querer de imitarlos.
L.V.
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La
Matrix Manía
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Luis
Virgilio les desea
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Cuenta
la historia que un grupo de intelectuales de Buenos Aires se reunieron
en un café literario de la calle corrientes para crear un monstruo. |
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"Huevos
Poetas" |
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