Un paso adelante en la Aprobación de la Ley de Acceso a la Información y un descrédito para el cliché de izquierda.

Ayer estuve en el Senado de la Nación, en donde se trataba un Proyecto de Ley de Acceso a la Información. La reunión estaba presidida por la Primera Dama, la Senadora Cristina de Kirchner y, aproveché la oportunidad para obsequiarle un libro. Fue un papelón, porque me pidió que se lo autografiara y no recordaba si su nombre se escribía con “C” o con “K”. Qué vergüenza. Es que tanta “K” alrededor de ella confunde a cualquiera. Así que lo escribí primero con K, después lo corregí con C y todo ello en medio de una jungla de periodistas sacando fotos, lo cuál logró indisponerme y hacerme temblar el pulso. Así que la dedicatoria no quedó muy linda que digamos; mal augurio para el primer libro que dedico. (jamás dediqué un libro) En fin… pero a dónde quería llegar con todo esto, veamos si podemos retomar el hilo: En esa reunión plenaria, de tipo informativo antes de aprobar el proyecto de ley mencionado, esta vez los oradores iban a ser los periodistas. Imagínense lo que fue ese discurso, plagado de aquellas sobreactuaciones a las que ya nos tienen acostumbrado, exaltando de manera innecesaria el odio a los EEUU y poniendo en práctica el Cliché de izquierda, transformando un tema que pretendía ser serio en un verdadero Kitsch. La oradora parecía Fidel Castro preocupado por los Agentes de la CIA. Por suerte fue la última reunión para aprobar la Ley y por ende, el último discurso que tuve que soportar. La Ley es buena porque propicia que todos los ciudadanos podamos acceder a la Información Pública, tanto del Estado como de empresas privadas que manejen ese tipo de información. Claro que a los oradores que nuclean a los periodistas latinoamericanos les preocupaba sobre manera que la ley haya sido inspirada en la Ley de Acceso a la Información Norteamericana. Yo diría que si realmente les preocupan las fuentes, traten de reformar nuestra Constitución. Quizás pretendan hacerlo, porque por el tenor de su discurso, parecen voceros de Fidel Castro. El discurso de izquierda que se pretende instalar en la opinión pública es preocupante, porque no es legítimo, es sobreactuado e hipócrita. Aquellos idealistas con ínfulas revolucionarias, románticas, intelectuales que llegan al poder y se perpetúan por más de cuarenta años, viviendo como reyes y sumiendo al pueblo en la pobreza y el aislamiento y, además, persiguiendo y fusilando a sus detractores, no es una evocación saludable cuando se pretende ser “progresista”. Todo lo contrario, menos aún cuando se está tratando un tema como el Acceso a la Información Pública. En cuba este derecho está tan limitado como el resto de las libertades individuales. No sé qué es lo que ocurre con los señores periodistas, intelectuales, divulgadores y formadores de opinión en general, que se van de un extremo a otro sin dejar prácticamente nada en el medio. Bueno, quizás no sea más culpa de ellos que de la mediocridad generalizada; es más fácil recurrir a clichés que realizar un análisis propio. El cliché de izquierda, pseudo progresista, está instalado, allí, a mano de cualquiera, y es usual que se recurra a él, porque se cree que con ello se granjearán la venia de la opinión pública. Por suerte este tipo de expresiones son sólo discursivas, porque al ser esgrimidas por los mediocres, sucumbe ante lo esencial. Los puntos importantes de esta Ley ya han sido analizados por especialistas y avezados doctrinarios y, aún con sus defectos, lo verdaderamente importante es que la Ley salga de una vez, que se reglamente ese derecho, para que pueda ser ejercido por todos. No importa demasiado si el texto legal fue inspirado en una Ley Norteamericana, sino que sea útil para cumplir ese fin. El silencio de los Senadores después que la representante de los periodistas culminó con su oratoria y la inmediata clausura de la sesión fue un desenlace alentador, pues aquél discurso insubstancial no logró su fin, no creó polémica y, aparentemente, la ley será aprobada. Enhorabuena

Luis Virgilio.-
20/10/04

 

Ayer estuve en el Senado de la Nación

 

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